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Líneas de sombra para Julieta: Un reloj solar

Líneas de sombra para Julieta: Un reloj solar

Por: Miguel Peraza

En 1991, durante una conversación con mi amigo Emilio Alvarado, entonces director del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México (Tec de Mty CEM), nació la idea de crear un reloj solar que no solo marcara el tiempo, sino que fuera una declaración artística y matemática para inspirar a los estudiantes. El proyecto: una escultura monumental para el patio principal de la preparatoria, concebida con una esencia pitagórica y matemática. Un espacio que invitara tanto a la reflexión como al disfrute cotidiano.

 

Tocando el Infinito. Tec de Monterrey. CEM, 1992

 

Los primeros bocetos fueron trazados repetidas veces en las servilletas de diferentes restaurantes, pero quedaron olvidados hasta que, después de varias discusiones, se decidió dar forma a una aguja estilizada, basada en un tetraedro modificado, que proyectaría su sombra a lo largo del día con precisión.

Las preguntas técnicas surgieron casi de inmediato: ¿Cuál debía ser su orientación? ¿Cómo calcular la inclinación correcta para que proyectara las horas adecuadamente? ¿Qué historia y significado tenían los relojes solares en nuestra cultura?

El diseño escultórico estaba definido, y la escala del tetraedro modelada, pero restaban detalles cruciales para su correcta ubicación y funcionamiento. Fue entonces cuando Margarita, hermana del reconocido astrónomo Manuel Pimentel Sierra, sugirió contactar a la doctora Julieta Fierro, especialista en astronomía.

La primera entrevista con la doctora Fierro, en la Facultad de Ciencias de la UNAM, resultó reveladora. Me llevó a reflexionar sobre conceptos que nunca había considerado: el tiempo que usamos es una convención social, el amanecer y el ocaso nunca ocurren al mismo momento y, sobre todo, la función del reloj solar como mediador del movimiento terrestre respecto al Sol.

Tras varias visitas y conversaciones enriquecedoras, la doctora Fierro calculó la latitud exacta del Tec CEM necesaria para determinar la inclinación precisa que debía tener el gnomon del reloj. Así nació Tocando el Infinito, 1991, instalado originalmente a un costado del edificio de dirección de prepa y hoy localizado en la Plaza del Sol, actualmente su base es de mármol negro, con los husos horarios dibujados en el piso con medidas angulares y números romanos. El concepto original fue idea de Emilio Alvarado, y la obra fue firmada por mi padre, Andrés Peraza, y por mí.

 

En el Campus Iztacala de la UNAM, durante la develación del Reloj Solar, 1994, con el rector el Dr. José Sarukhán Kermez, y la Mtra. Arlette López Trujillo directora, saludando al rector mi padre Andrés Peraza, atrás de él, yo.

 

A inicios del siglo XXI, llevé este concepto a la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Colombia, con una escultura similar que celebrara la unidad y amistad entre el Tec de Monterrey y la UNAB. Desafortunadamente eran tiempos difíciles en Colombia, el periodista y director de la agencia de noticias Cronopios, Ignacio Ramírez en su nota escribió: Ayer 21 de febrero del año 2002, en el preciso instante en el que sol meridiano posaba su pie amarillo sobre el suelo caliente bumangués, una novedosa y deslumbrante “Ruta Cósmica “se abrió hacia el universo…

 

Reloj Solar. Escultura realizada para la exposición Estructuras Dinámicas en el Museo de Arte Contemporáneo, Federico Silva, 2016.

 

En momento crucial de la historia colombiana pocas horas después de que el presidente Andrés Pastrana cerrara los llamados diálogos de paz para enfrentar en guerra a los violentos que mantienen en estado de zozobra a este país de 40 millones de habitantes, un acto de hermandad y de cultura, como el protagonizado ayer en Santander, tiene connotaciones de equilibrio y esperanza: mientras unos azuzan la muerte desde los predios de la barbarie, otros comienzan a construir la paz desde la creatividad y la integración de los pueblos con los elementos que prestan tanto la educación como la cultura. Fin de la cita

Mi reconocimiento y gratitud a la doctora Julieta Fierro (1948–2025) quien, en su libro “Cómo acercarse a la ASTRONOMÍA”, 1991, me dedicó estas palabras: “Para Miguel. Espero que colaboremos a gusto. Julieta, agosto de 1992.”

Sus cálculos y su amistad han sido la luz y la sombra que guían mis relojes solares, llevando con ellos la cultura, el arte y la ciencia en una danza eterna.

 

Publicación original: https://www.sb2023.sabersinfin.com/lineas-de-sombra-para-julieta-un-reloj-solar/